Crioterapia con materiales de cambio de fase

Crioterapia con materiales de cambio de fase

Los métodos tradicionales de crioterapia como la inmersión en agua fría o la aplicación de paquetes helados cuentan con ciertas limitaciones y presentan algunos retos logísticos. La crioterapia con materiales de cambio de fase se presentan como una buena alternativa. Estos son fáciles de utilizar y permiten una aplicación de frío más prolongada. Pero ¿podrían ayudarnos a recuperarnos más rápido después de realizar ejercicio físico? ¿por qué? ¿son sus efectos superiores al placebo? Hay pocos estudios sobre el tema, pero los resultados son prometedores

En la anterior entrada vimos que la inmersión en agua fría (CWI) puede ser un método de recuperación postesfuerzo interesante en algunos escenarios. Sin embargo, no está exento de controversia ni de inconvenientes.

Después de realizar un análisis profundo en la literatura científica existente, podemos ver que hay estudios que encontraron una mejor recuperación con la inmersión en frío, otras que no, incluso algunas que muestran que es una estrategia que puede empeorar el proceso de recuperación  de un deportista.

Hay algunos autores que comentan que el hecho de que CWI no tengas efectos positivos sobre recuperación puede ser porque el descenso de temperatura corporal (sobre todo a nivel intramuscular) no sea muy grande o no dure mucho tiempo (Kwiecien y McHugh, 2021). Esto podría afectar a diferentes niveles, por ejemplo a nivel inflamatorio. Reducir inflamación no implica directamente mejor recuperación, pero es evidente que es un factor que puede condicionar rendimiento y la percepción dolor.

Ya comentamos que con la inmersión en agua fría podía lograrse una reducción de la inflamación, pero que no siempre se han replicado estos hallazgos. Una explicación podría ser que la reducción de temperatura no sea lo suficientemente grande como para alterar la actividad celular. La reducción es de 1-7ºC cuando se hace inmersión en frío postejercicio. Las temperaturas intramusculares mínimas observadas tras 10 min a 10ºC son de 28ºC a una profundidad muscular de 1 cm; 30ºC a 2 cm y 32ºC a 3 cm; aunque esto puede variar mucho entre personas) (Freitag et al., 2021; Roberts et al., 2014). Esto queda lejos del rango de temperatura óptima de los tejidos que algunos expertos proponen para reducir el metabolismo celular y reducir la inflamación (sin que llegue a provocar daño): 5-15ºC (aunque esto deriva de estudios con animales).  En ratones o ratas, poner un paquete de hielo durante 20 min ya reduce temperatura intramuscular a esos valores. En humanos, también podemos lograr esta temperatura pero yo solo he visto en 1 estudio y tras estar 2 horas aplicando frio con manguitos de hielo (ver aquí).

Habría que añadir que la duración de los efectos de la inmersión en agua fría sobre la temperatura intramuscular es bastante corta. Una hora después de la inmersión en agua fría, la temperatura vuelve a valores basales (Roberts et al., 2014). Por su parte, la inflamación parece acontecer en las 2-6 horas postesfuerzo (Armstrong et al., 1991). Todo esto hace que la reducción en la inflamación, en caso de darse, no sea muy grande. Esto, para algunos autores, limitaría los efectos de la inmersión en agua fría sobre la recuperación postesfuerzo. Porque aumentar el tiempo que estamos inmersos en agua fría no es una opción posible. Ya no solo porque no se tolera bien, sino porque puede suponer mucho estrés térmico y tener efectos negativos (White et al. 2014). Sería necesario alguna alternativa.

Una alterativa podría ser el uso de paquetes de hielo, pero sus propiedades le impiden mantener una temperatura baja durante mucho tiempo. Tendríamos que estar cambiando constantemente el paquete helado. Problemas logísticos que también los tiene la inmersión en agua fría, ya que no siempre tenemos posibilidad de poder recuperarnos con un baño frío.

Y he aquí el porqué empieza a emplearse la crioterapia con material de cambio de fase. 

¿Qué son los materiales de cambio de fase?

Los materiales de cambio de fase (MCF) son aquellos que tienen la capacidad de cambiar de estado sólido a líquido, y viceversa, pero sin que haya un cambio de temperatura en los mismos hasta que termine ese cambio. Va almacenando energía para luego soltarla.
Figura 1. Esquema representativo del comportamiento de los MCF
Así, si colocamos un MCF congelado sobre el cuerpo humano esté irá absorbiendo calor y descongelándose poco a poco (proceso que tarda varias horas), pero manteniendo su temperatura inicial hasta que el material haya cambiado de sólido a líquido. Sus propiedades los hacen materiales que tienen la capacidad de mantener bajas temperatura durante un tiempo muy prolongado (ej. 3 horas a 15ºC).  Con la inmersión en agua fría podemos tener un descenso más rápido de temperatura de la piel e intramucular, y durante inmersión y justo al terminar la temperatura estará más baja en usando la inmersión que usando MCF el mismo tiempo. Sin embargo, la inmersión en frío terminará a los 10-20 minutos, mientras que el MCF podemos utilizarlo durante 3 horas seguidas. De esta manera, en las siguientes horas después de haber iniciado la recuperación, la temperatura intramuscular será significativamente menor usando MCF (Kwiecien et al., 2019). Empleando estos materiales quizá no lograremos un descenso mucho mayor de temperatura corporal que con los métodos de crioterapia tradicionales, pero sí más prolongado. Con la inmersión en agua fría en torno a una hora después la temperatura intrasmucular vuelve a valores basales. Mientras que con MCF este reducción dura lo mismo que esté el MCF puesto: 3, 6 horas…Además parece ser más confortable que meterse en agua fría.
Figura 1  Cambios de temperatura intramuscular con MCF y con inmersión en agua fría (Kwiecien et al., 2019
Por tanto, estos MCF podrían ser una alternativa a la inmersión en agua fría o al hielo para lograr una reducción de temperatura corporal. Además, es fácil de usar, de transportar y puedes estar haciendo otras cosas mientras tanto si te apetece (ej. pack  de MCF pegado a cuerpo con una prenda compresiva)

Material de cambio de fase para recuperación postesfuerzo

El primer estudio realizado con respecto a este tema es bastante reciente. Hablamos de 2017. En ese año se publicaron los resultados de una investigación piloto realizada con deportistas recreacionales. Unos resultados que prometían (Kwiencien et al., 2017). Se compararon, después de realizar un entrenamiento con numerosas contracciones excéntricas cuádriceps, 3 métodos de recuperación diferentes; aunque en todos estaba presente el MCF. El primero de ellos era colocar MCF frío (15ºC) durante 6 horas (cambiaban pack a las 3 horas) dentro de unos pantalones de compresión (mínima) sobre cuádriceps. El segundo era colocar en mismo sitio MCF pero a temperatura ambiente. Y esto se hizo en una condición en la que la otra pierna recibía frío (para comprobar efectos sistémicos de crioterapia) y en una condición en la que las 2 piernas tenían MCF a temperatura ambiente (control). A las 24 horas el pico fuerza isométrica era, con respecto a valores basales, del 93% recuperando con frío, del 89% en la condición “frío sistémico” y del 85% en la control. La fuerza media en los 4 días siguientes al ejercicio era, clos siguientes: 101, 94 y 93% para “frío”, “sistémico” y “control”, respectivamente. La media de dolor 4 días siguientes fue de 1 sobre 10 en “frío, 1.7/ en “sistémico” y 2.3 en “control” (figura 3).
Figura 3. Cambios en valores de fuerza y molestias musculares tras diferentes condiciones de recuperación (Kwiencien et al., 2017)
Los autores concluían que “estos datos sugieren que la crioterapia con MCF acelera la recuperación de la función muscular después de un esfuerzo físico intenso y reduce el dolor asociado con el daño muscular”.
Años después, los mismos investigadores volvieron a demostrar (Kwiencien et al., 2020) que la aplicación de frío durante 6 horas con MFC (15ºC) ayudó a recuperar a deportitas de diferentes disciplinas después de realizar una sesión con alto volumen de excéntricos.
Se volvió a mostrar una recuperación más rápida de fuerza isométrica máxima y menos agujetas los días posteriores en comparación con una recuperación control (MCF a temperatura ambiente). Aunque no encontraron diferencias en los valores de los marcadores de daño (CK) y de inflamación (CRP) evaluados.
Además, este estudio mostraba que la crioterapia con MCF no reduce adaptación del organismo ante un estímulo físico muy demandante. Al repetir el protocolo excéntrico los signos y síntomas de daño/alteración son menores; pero este cambio no está condicionado por la aplicación previa de frío. Esto se puede observar bien en la siguiente imagen. Al repetir el mismo entrenamiento excéntrico 2 semanas (bout 2) después del primero (bout 1), las agujetas eran más pequeñas, independientemente de si se recuperaron con frio o no tras bout 1 (figura 4).
Figura 4. Valores de molestias musculares en diferentes momentos después de bout1 y bout2
En 2021, Mullaney et al. encontraron buenos resultados en la recuperación postejercicio en jugadores beisbol empleando un protocolo diferente al usado en los anteriores estudios La temperatura del MCF fue idéntica (15ºC), pero en este caso la aplicación de frío con MCF duró 3 horas en lugar de 6 horas. Además, se evaluó la efectividad de este método tras la práctica de ejercicios donde los principales músculos involucrados eran del tren superior, lugar donde se colocaron los bloques de MCF. En esta investigación se encontró que cuando los deportistas se recuperaban con MCF frío los valores de fuerza en el hombro (rotación externa, interna y en músculo supraespinoso, medido con test “empty can”), así como en el agarre, eran mayores los días posteriores en comparación con una recuperación pasiva.
Figura 5. Cambio en rotación interna y externa de hombro tras recuperación con MCF frío o de manera pasiva (Mullaney et al., 2021)
Ni las molestias musculares en hombro y antebrazo, ni los valores de CK (marcador indirecto de daño muscular) mostraron diferencias entre la recuperación con frío y la recuperación control. Ese mismo año se publicaba otro estudio que mostraba que la recuperación con MCF no tiene efectos muy grandes en la recuperación después de un maratón, aunque sí que puede tener ciertos efectos beneficiosos. Podría ser interesante en algunas personas que le guste la aplicación de frío, porque tampoco se observan efectos negativos (ver aquí).

Mejora señal neural al músculo

La mejora en fuerza puede deberse a mejora señal nerviosa que se envía de nuestro cerebro hacia la musculatura y/o por una mejor respuesta de los músculos a las señales que le llegan. Según lo que hay investigado parece que los efectos de la crioterapia con MCF sobre la recuperación de la fuerza van más hacia la mejora en la señal neural. En este sentido, Brownstein et al. (2019) estudiaron los efectos de MCF en la recuperación postpartido de competición en jugadores de fútbol semiprofesionales En los 30 minutos posteriores a la realización de un partido se les colocaron 2 bloques de MCF sobre cuádriceps e isquitibiales, que sujetaban mediante unas calzonas compresivas (compresión mínima). Estos MCF estaban bien a temperatura ambiente (control, > 22ºC), bien a baja temperatura (15ºC). Estuvieron 3 horas con los bloques de MCF. No se encontraron diferencias significativas en la fatiga o en las molestias percibidas en las siguientes 72 horas después del partido. Tampoco en las variables analizadas con respecto a la capacidad contráctil músculo o en test de rendimiento físico (CMJ, RSI). Aunque a las 48 horas la contracción voluntaria máxima y la activación voluntaria (habilidad de sistema nervios central para activar musculatura) eran mayores en la condición “frío” frente a la “control”.
Figura 6. Contracción voluntaria máxima y la activación voluntaria tras recuperación con MCF frío o a temperatura ambiente (Brownstein et al., 2019)
Según los autores, esta mejora en la señal SNC podría deberse a que la aplicación de frío produjo un descenso en la inflamación. Cuando hayan daño acompañado de una inflamación periférica, las fibras sensoriales (grupo 3 y 4) se activan y esto puede interferir en la señal eferente que va hacia los músculos, haciendo que la capacidad de aplicar fuerza decaiga —es un mecanismo de protección; nuestro cuerpo no quiere que haya mucha actividad donde el tejido no está en buenas condiciones—. Al reducir la inflamación, este “problema” diminuye. Sin embargo, esto es una teoría, porque no se midieron marcadores inflamatorios en este estudio.

¿Diferencias con respecto a placebo?

Podría haber otras posibles explicaciones detrás de esas mejoras en la recuperación, como un mero efecto placebo. No obstante, en esta última investigación comentada no se observaron diferencias en la percepción de eficacia. Antes y después del periodo de recuperación, los participantes creían que ambos métodos (MCF frío y a temperatura ambiente) eran igual de efectivos. Algo similar se muestra en otra investigación  (Clifford et al., 2018) realizada con jugadores fútbol élite. En esta se compararon los efectos de MCF a 15ºC durante 3 horas vs control (MCF a temperatura ambiente) sobre cuádriceps, pero diciéndoles a los participantes que ambos métodos eran beneficiosos para la recuperación postpartido. Al evaluar la percepción de efectividad no se encontraron diferencias antes de aplicar MCF frío o control. Se encontró una mejor recuperación de la fuerza (contracción isométrica máxima) a las 36 y 60 horas. No hubo diferencias significativas en rendimiento en CMJ, aunque se observó una tendencia a una mejor recuperación postpartido con MCF frío. Las molestias musculares fueron aproximadamente un 25% menores a las 36 y 60 horas cuando se aplicó frío que en la situación control. Además, aunque la preparación para jugar no fue diferentes entre grupos, los jugadores mostraron que el frío era más efectivo para recuperar que la recuperación control.
Figura 7. Contracción isométrica y molestias musculares MCF frío vs placebo (Clifford et al., 2018)

Conclusiones

A la vista de estos resultados la crioterapia con MCF parecen ser una buena opción de cara lograr una recuperación temprana de rendimiento, mejorar la percepción de recuperación y tener menos molestias musculares después de realizar un esfuerzo físico. Además, teniendo en cuenta los pocos retos logísticos que conlleva, los MCF parecen ser una alternativa atractiva a otros métodos de crioterapia.

A continuación dejo algunos enlaces a las páginas web de algunas empresas que  comercializan con estos MCF:

 

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