Efectos de la compresión sobre el flujo de sangre periférico
Las alteraciones en el flujo sanguíneo periférico son en muchas ocasiones la razón que muchos emplean para justificar el uso de prendas de compresión. Se suele decir que es el motivo por el cual son efectivas a la hora de ayudarnos a recuperarnos tras un esfuerzo. Pero, ¿tienen realmente un efecto significativo sobre el flujo de sangre?
Parece que sí, una investigación (O’Riordan et al., 2021) mostró que, en reposo y en comparación con una situación control, las prendas de compresión (gemelos: ~29 mmHg; muslo: ~13 mmHg) incrementan el retorno venoso y el flujo sanguíneo y la oxigenación muscular en jugadores de baloncesto.
¿Qué consecuencias tuvieron estos cambios a nivel micro y macrovascular?
Las prendas de compresión no tuvieron efecto alguno sobre el rendimiento deportivo. Así, no se encontraron diferencia entre grupos en la frecuencia cardíaca, la RPE ni en las potencias pico y media durante las diferentes series realizadas. Por su parte, las elevaciones de lactato y glucosa en sangre con el ejercicio fueron relativamente similares en ambos grupos.
Tampoco se observó ninguna diferencia con respecto al grupo control en la recuperación de la función tras el ejercicio. La frecuencia cardíaca pico, así como la potencia media y pico fueron similares en ambos grupos en los test realizados al finalizar las series y 60 min después.
A la vista de lo comentado, los autores de este artículo comentan que no se sabe qué consecuencias prácticas tienen estos cambios fisiológicos. Es algo que podría tener implicaciones en la capacidad física y la recuperación en ciertos contextos (ej. personas con alguna patología metabólica o cardiovascular), incluso a nivel de adaptaciones relacionadas con el ejercicio más a largo plazo, pero es algo que debe investigarse.
Efectos sobre la hemodinámica central
Con respecto a variables cardiovasculares centrales se ha visto que llevar un traje compresivo durante la recuperación después de un esfuerzo físico (prueba de natación) favorece la reducción de la resistencia periférica, el mantenimiento del volumen sistólico, el aumento del gasto cardíaco y una recuperación más temprana de la frecuencia cardíaca a niveles basales (Piras & Gatta, 2017).
Estos datos están respaldados en parte por las conclusiones de una revisión con metanálisis (Lee et al., 2020), que demuestra que llevar prendas de compresión tiene un efecto positivo grande sobre las respuestas hemodinámicas centrales, especialmente tras habernos expuesto a un estrés fisiológico (mayores efectos cuanto más reto en la hemodinámica central). En concreto, esta revisión muestra que la compresión aumenta el volumen sistólico y reduce frecuencia cardíaca, pero no sobre el gasto cardíaco, la resistencia vascular sistémica ni la presión sanguínea. Se mostraba también en esta revisión que varios tipos de prendas de compresión son efectivas a tal fin, aunque hay que tener presente que muchos de los estudios incluidos en esta revisión que encontraron efectos positivos emplearon una compresión de la mitad o más del cuerpo de los participantes.
Efectos sobre inflamación y daño muscular
Después de completar un entrenamiento intenso (ej. pliometría y múltiples contracciones excéntricas) es probable que veamos un incremento en los valores de creatin kinasa en sangre (CK; marcador indirecto de daño muscular), un edema intramuscular y un descenso en el rendimiento motor (reducción altura salto). Todo acompañado acompañado de esa dulce sensación de agujetas.
¿Qué pasará con todos estos cambios si me pongo una prenda compresiva?
Hotfiel et al., (2021) quisieron determinar si llevar puestas unas medias de compresión durante y 6 horas tras la finalización de un ejercicio que provoque estas alteraciones fisiológicas facilita una mejor recuperación de la sintomatología, la función y la morfología de los tejidos. De esta manera, los sujetos portaron una media de compresión en una de las piernas en esa ventana temporal, mientras que la otra sirvió como control. La elección de una u otra pierna en cada caso se realizó de manera aleatoria.
Mediante resonancia magnética no encontraron diferencias entre condiciones (compresión vs control) en el volumen de edema generado con las contracciones realizadas. Tampoco en la intensidad de la señal T2 o en el tiempo T2, marcadores de edema muscular, ni a las 6 ni a las 48 horas después del ejercicio. A su vez, observaron que la reducción en la altura de salto y el desarrollo de las molestias musculares fueron similares en ambos grupos en todas las mediciones llevadas a cabo.
Otras variables fisiológicas
Algunos estudios también investigaron otros marcadores sanguíneos (glucosa, el pH, la saturación de oxígeno de hemoglobina y presión parcial de oxígeno) y no encontraron efectos de la compresión (salvo un estudio que encontró mejoras en la saturación de oxígeno en hemoglobina). Con respecto al lactato, ha sido muy estudiado pero en la inmensa mayoría de las veces no se encontró que la compresión tuviera algún efecto (Weakley et al., 2022).
De los 37 estudios incluidos en la revisión de Weakley et al., (2022) que evaluaron las respuestas cardiorrespiratorias, 29 mostraron cambios no significativos o triviales al llevar prendas de compresión, 2 mostraron resultados negativos y 6 sugieren efectos positivos. Por lo que parece que, independientemente del área cubierta o la presión, las prendas de compresión no alteran las mediciones cardiorrespiratorias.
Agujetas y recuperación del rendimiento
Con los datos que actualmente encontramos en la literatura científica podríamos decir que las prendas de compresión pueden favorecer una reducción en las molestias musculares. Pero, como ocurre con cualquier método de recuperación, esto no es lo que encontraremos siempre. De 50 artículos incluidos en la revisión de Weakley et al., (2022), 29 encontraron efectos positivos y 22 no encontraron efectos significativos.
¿Se trata de mero placebo?
O´Riordan et al. (2022) compararon una situación de recuperación pasiva (control) con placebo (pastilla sin efecto que se dijo que era L-arginina; que se le hizo pensar que era bueno para recuperación) y con una recuperación con pantalones que ejercían una compresión de entre 12 y 20 mmHg (Refresh Recovery Tights, 2XU) durante 4 horas después de haber realizado un entrenamiento de fuerza con énfasis en la contracción excéntrica (4 segundos de ejecución en un 8×6 en prensa).
En primer lugar habría que comentar que la intervención placebo fue exitosa en el sentido de que se logró que los y las participantes pensaran que la recuperación podía acelerarse con la comentada pastilla. Tanto es así, que la creencia en la posibilidad de tener una mejor recuperación fue mayor en el grupo placebo que en el grupo que se recuperó con los pantalones compresivos. Sin embargo, a pesar de este hecho, fue este último grupo el que más beneficios obtuvo en las diferentes variables analizadas.
Desde el periodo de recuperación postesfuerzo (4 horas) hasta las siguientes 48 horas, el grupo “compresión” mostró una mejor percepción subjetiva de recuperación y menos molestias musculares que el grupo control y placebo. Además, la inflamación (circunferencia pierna) era ligeramente inferior durante las 4 horas de compresión. Ventana de tiempo en la que el grupo que recuperó con compresión mostró mejor rendimiento en diversas variables de test de fuerza isométrica (Isometric mid-thigh pull) y de CMJ (en este test la compresión favoreció la recuperación de ciertas variables también a las 24 y 48 horas).
Una vez eliminado el efecto placebo de la ecuación, hay que buscar otras explicaciones a estos hallazgos. La reducción de marcadores de daño muscular —más allá de las limitaciones que presentan— quedarían descartados en el momento en el que no se observaron diferencias significativas entre grupos en estas variables (CK y LDH), algo que concuerda con muchos estudios que tampoco encontraron que las prendas de compresión fueran eficaces en este sentido (Weakley et al., 2022).
Compresión estática vs neumática
La compresión comentada hasta ahora es una compresión constante. Te pones las prendas y estas ejercen una presión determinada que se mantiene fija durante todo el tiempo que la lleves puesta. Pero existen otro tipo de “prendas” que nos permiten realizar compresiones de manera intermitente, secuencial y de mayor intensidad (ej. 80 mmHg). Se trata de los sistemas de presoterapia o compresión neumática (ej. normatec, reboots, compex), cuyo funcionamiento simula en cierta manera a un masaje. Se anuncia que esa compresión-descompresión favorece el flujo de fluidos y metabolitos y ayuda a acelerar el proceso natural de recuperación de nuestro cuerpo y a que nos sintamos mejor. Así se venden: “Train harder, recover faster”. Sin embargo, como veremos a continuación, la evidencia científica no muestra que esto sea tal que así.
¿Qué ocurre cuando se llevan durante el ejercicio físico?
Al evaluar los efectos en personas que practican deporte de manera recreacional y deportistas élite, la mayoría de estudios muestra que las prendas de compresión no tienen efecto sobre variables cinemáticas (longitud y frecuencia zancada, tiempo contacto con suelo, desplazamiento centro masas, ROM…) y cinéticas (fuerzas reacción suelo, potencia, stiffness pierna…). Aunque, también es cierto que podemos encontrar investigaciones que reportaron efectos beneficiosos u otras que lo que mostraron fueron efectos negativos. Ya hemos visto que hay controversia sobre los efectos ergogénicos de las prendas compresivas.
Donde coinciden varios estudios científicos es en que las prendas de compresión parecen reducir los movimientos oscilatorios del músculo durante la realización de ejercicio físico, aunque no está muy claro los efecto prácticos de esto. ¿Quizá menos fatiga durante ejercicio? Esto podría explicar los resultados de Pavin et al., (2019), que encontraron que llevar prendas de compresión durante un partido de fútbol hace que el rendimiento en un test de agilidad y de levantamiento de talones no decaiga tanto como en una situación control.
A nivel neuromuscular muchos le otorgaron un efecto positivo en la eficiencia de la contracción y en la economía de movimiento. Esto deriva de un buen número de estudios que encontró que la compresión reduce la activación muscular durante diferentes modalidades de ejercicio/contracciones. Sin embargo, otro buen número de ellos mostró que no había efecto alguno o justamente lo contrario.
La evidencia científica parece indicar que las prendas de compresión incrementan la temperatura cutánea en la zona que cubren, sin afectar a la temperatura de la zona media del cuerpo. Así, el uso de estas prendas durante calentamientos parece incrementar la temperatura de la piel antes que en una situación control. Temperaturas que se mantienen más altas durante el ejercicio y después de este. Esto hallazgos se dan en ambientes fríos (10ºC), pero hay datos conflictivos en ambientes más cálidos (32-40ºC)
A estos resultados, hay que añadir que se ha encontrado que mejoran la filtración de información sensorial. Lo que podría explicar las mejoras observadas a nivel de propiocepción, sentido de reposicionamiento y estabilidad. Asimismo, existe algo de evidencia que muestra que las prendas de compresión podría potenciar el reclutamiento de fibras musculares y patrones corticales asociados al movimiento.
(Nota: los datos que comento en esta sección están sacados de Weakley et al., 2022)