prendas de compresión a revisión

Prendas de compresión, a revisión

Prendas de compresión, a revisión

El uso de prendas de compresión es una estrategia muy extendida entre deportistas que buscan una mejor recuperación después un entrenamiento o competición.Tras hacer un repaso a la evidencia científica en torno a esta estrategia de recuperación postesfuerzo podemos decir que podría ser válida para mejorar ciertas variables hemodinámicas, reducir molestias musculares y tener una mejor percepción subjetiva de la recuperación. Hay datos que muestran que la compresión es superior al efecto placebo a la hora de alcanzar estos objetivos. También los hay que muestran que puede favorecer la recuperación del rendimiento físico, así como a reducir marcadores de sobreentrenamiento. Se podría justificar su empleo en ciertos contextos.

Efectos de la compresión sobre el flujo de sangre periférico

Las alteraciones en el flujo sanguíneo periférico son en muchas ocasiones la razón que muchos emplean para justificar el uso de prendas de compresión. Se suele decir que es el motivo por el cual son efectivas a la hora de ayudarnos a recuperarnos tras un esfuerzo. Pero, ¿tienen realmente un efecto significativo sobre el flujo de sangre? 

Parece que sí, una investigación (O’Riordan et al., 2021) mostró que, en reposo y en comparación con una situación control, las prendas de compresión (gemelos: ~29 mmHg; muslo: ~13 mmHg) incrementan el retorno venoso y el flujo sanguíneo y la oxigenación muscular en jugadores de baloncesto.

Figura 1. Efectos de prendas de compresión sobre el flujo de sangre y oxigenación muscular en reposo (O’Riordan et al., 2021).
En este estudio se compararon los efectos de diferentes tipos de prendas compresivas: colocadas en parte distal de la pierna (gemelos), colocadas en parte proximal (muslos) y mallas a pierna completa. Todas mostraron un aumento en el flujo venoso, sin cambios en en área de sección transversal de las venas, pero con incremento en la velocidad media y pico de flujo. Sin embargo, parece que estos efectos se dan sobre todo (o en exclusiva) en la musculatura que fue comprimida. Así, se encontró que las mallas que cubren las piernas al completo parecen ser las más eficaces en aumentar los marcadores de retorno venoso y el flujo sanguíneo en los músculos.
 
Una reciente revisión (O´Riordan et al., 2023) corrobora estos hallazgos, indicando que, cuando se emplean en reposo, las prendas de compresión mejoran el flujo venoso. Sin embargo, en términos generales el flujo sanguíneo a nivel arterial no se ve alterado con el uso de este tipo de prendas en reposo. 
 
Estos cambios en la dinámica del flujo sanguíneo periférico (aumento de flujo venoso, pero no arterial), también se han observado cuando se emplea la compresión como método de recuperación postesfuerzo. Así, cuando alguien se coloca unas medias compresivas durante el periodo de recuperación de un esfuerzo físico podría experimentar ciertos beneficios que se asocian a un incremento del flujo venoso, como reducir la hipotensión que se produce tras ejercicio o la eliminación de metabolitos derivados de la contracciones musculares (aunque, como veremos más adelante, hay muchos estudios que no observaron esto).
 
En la siguiente imagen se muestran de forma gráfica los efectos de la compresión sobre el flujo sanguíneo cuando se emplea en diferentes momentos. Además de lo comentado, puede observarse que la compresión durante el ejercicio favorece el flujo de sangre, tanto arterial como venoso. Esto podría contribuir  —vía aumento de circulación de metabolitos, aumento de volumen sistólico/gasto cardíaco o aumento de oxígeno y nutrientes a músculos— a los efectos ergogénicos que algunos estudios han encontrado con el uso de prendas de compresión. 
Figura 2. efectos de la compresión sobre el flujo sanguíneo cuando se emplea en reposo, durante ejercicio o durante recuperación postesfuerzo (O´Riordan et al., 2023).
 
Micro vs macrovasculatura
 
Un nuevo estudio (Broatch et al., 2021) nos muestra algunos de los efectos que tiene a nivel micro (capilares) y macrovascular (arterias) llevar puestas prendas de compresión durante la realización de ejercicio físico y 1 hora después. En este caso, empleando un protocolo de sprints repetidos en bicicleta y unas mallas de compresión.
 
El volumen, la velocidad y el flujo sanguíneo microvascular incrementaron después del ejercicio y se mantuvieron elevados durante los siguientes 60 min. Sin embargo, este aumento en estos valores fue menor cuando se utilizó compresión.
 
La hemoglobina total en el músculo también aumentó con el ejercicio y se mantuvo elevada 1 h después de acabar, pero los niveles tras las series fue menor en el grupo que llevó las prendas compresivas. La oxihemoglobina se redujo con el ejercicio y se incrementó durante la recuperación, aunque durante este período los niveles fueron superiores en el grupo control. Por último, la desoxihemoglobina siguió un patrón a la oxihemoglobina y fue sustancialmente mayor en el grupo compresión tanto al durante el ejercicio como tras el período de recuperación.
 
Durante el ejercicio, el diámetro, la velocidad y el flujo sanguíneo de la arteria femoral aumentaron más en el grupo compresión. No obstante, durante el periodo de recuperación el efecto de la compresión fue diferente en función de la variable analizada. Por un lado, favoreció una mayor dilatación arterial, pero no tuvo un efecto significativo en la velocidad y flujo sanguíneo.



Figura 3. Mecanismos potenciales de las prendas de compresión a nivel micro y macrovascular (Broatch et al., 2021).
 

¿Qué consecuencias tuvieron estos cambios a nivel micro y macrovascular?

Las prendas de compresión no tuvieron efecto alguno sobre el rendimiento deportivo. Así, no se encontraron diferencia entre grupos en la frecuencia cardíaca, la RPE ni en las potencias pico y media durante las diferentes series realizadas. Por su parte, las elevaciones de lactato y glucosa en sangre con el ejercicio fueron relativamente similares en ambos grupos.

 

Tampoco se observó ninguna diferencia con respecto al grupo control en la recuperación de la función tras el ejercicio. La frecuencia cardíaca pico, así como la potencia media y pico fueron similares en ambos grupos en los test realizados al finalizar las series y 60 min después.


A la vista de lo comentado, los autores de este artículo comentan que no se sabe qué consecuencias prácticas tienen estos cambios fisiológicos. Es algo que podría tener implicaciones en la capacidad física y la recuperación en ciertos contextos (ej. personas con alguna patología metabólica o cardiovascular), incluso a nivel de adaptaciones relacionadas con el ejercicio más a largo plazo, pero es algo que debe investigarse. 

 

Efectos sobre la hemodinámica central

Con respecto a variables cardiovasculares centrales se ha visto que llevar un traje compresivo durante la recuperación después de un esfuerzo físico (prueba de natación) favorece la reducción de la resistencia periférica, el mantenimiento del volumen sistólico, el aumento del gasto cardíaco y una recuperación más temprana de la frecuencia cardíaca a niveles basales (Piras & Gatta, 2017).

Estos datos están respaldados en parte por las conclusiones de una revisión con metanálisis (Lee et al., 2020), que demuestra que llevar prendas de compresión tiene un efecto positivo grande sobre las respuestas hemodinámicas centrales, especialmente tras habernos expuesto a un estrés fisiológico (mayores efectos cuanto más reto en la hemodinámica central). En concreto, esta revisión muestra que la compresión aumenta el volumen sistólico y reduce frecuencia cardíaca, pero no sobre el gasto cardíaco, la resistencia vascular sistémica ni la presión sanguínea. Se mostraba también en esta revisión que varios tipos de prendas de compresión son efectivas a tal fin, aunque hay que tener presente que muchos de los estudios incluidos en esta revisión que encontraron efectos positivos emplearon una compresión de la mitad o más del cuerpo de los participantes. 

Fidias 4. Infografía resumen del estudio de Piras & Gatta (2017).
 
En la infografía de arriba, donde se resume el artículos de Piras & Gatta (2017), muestra que además de los cambios hemodinámicos, el uso del traje de compresión tuvo un efecto sobre el sistema nervioso autónomo. En este estudio se observó  que la compresión parece ayudar a recuperar el tono vagal (HFRR NN50 y pNN50) y mantener el equilibrio simpático-parasimpático (LFRR y LH:HF). 
 
Sin embargo, estos resultados no son universales. Leicht et al., (2020) no vieron que el uso de medias de compresión después de realizar ejercicio físico tuviera efecto alguno en la frecuencia cardiaca y variabilidad de la frecuencia cardiaca (medida con diversas variables: RMSSD, LF/HF…). Las diferencias entre estos estudios pueden deberse a diferencias metodológicas como la intensidad el del ejercicio (máxima en Piras & Gatta, 2017 y submáxima en Leicht et al., 2020) o al tiempo durante el que se llevaron las prendas compresivas (90 minutos en Piras & Gatta, 2017 y 10 minutos en Leicht et al., 2020).
 
Hu el at., (2020) encontraron cambios a nivel del sistema nervioso autónomo que respaldan el empleo de esta estrategia de recuperación. En este caso cuando se emplean medias de compresión como medio de recuperación postesfuerzo durante un programa de entrenamiento novedoso. A diferencia del grupo control (que recuperó de forma pasiva), el grupo experimental (4-5 horas de recuperación con compresión) no mostró un descenso significativo en la variabilidad de la frecuencia cardiaca. Esto muestra que el uso de prendas de compresión puede aliviar la alteración en la fisiología de nuestro organismo; en particular parece ayudar a mantener el equilibrio rama simpática-parasimpática del sistema nervioso autónomo. 
Figura 4. Al aumentar rápido la carga en carrera en personas desentrenadas la VFC disminuía, lo que podría ser indicativo de organismo estresado. Sin embargo, cuando estas personas recuperaban después de las sesiones con prendas compresivas, la VFC no se alteró (Hu el at.,2020)
 

Efectos sobre inflamación y daño muscular

Después de completar un entrenamiento intenso (ej. pliometría y múltiples contracciones excéntricas) es probable que veamos un incremento en los valores de creatin kinasa en sangre (CK; marcador indirecto de daño muscular), un edema intramuscular y un descenso en el rendimiento motor (reducción altura salto). Todo acompañado acompañado de esa dulce sensación de agujetas. 

¿Qué pasará con todos estos cambios si me pongo una prenda compresiva?

Hotfiel et al., (2021) quisieron determinar si llevar puestas unas medias de compresión durante y 6 horas tras la finalización de un ejercicio que provoque estas alteraciones fisiológicas facilita una mejor recuperación de la sintomatología, la función y la morfología de los tejidos. De esta manera, los sujetos portaron una media de compresión en una de las piernas en esa ventana temporal, mientras que la otra sirvió como control. La elección de una u otra pierna en cada caso se realizó de manera aleatoria.

Mediante resonancia magnética no encontraron diferencias entre condiciones (compresión vs control) en el volumen de edema generado con las contracciones realizadas. Tampoco en la intensidad de la señal T2 o en el tiempo T2, marcadores de edema muscular, ni a las 6 ni a las 48 horas después del ejercicio. A su vez, observaron que la reducción en la altura de salto y el desarrollo de las molestias musculares fueron similares en ambos grupos en todas las mediciones llevadas a cabo.

Figura 6. Ejercicio excéntrico provoca daño muscular que puede ser detectado mediante resonancia magnética. Las prendas de compresión no parecen aminorar este daño/edema (Hotfiel et al., 2021).
Si acudimos una revisión sobre el tema (Weakley et al., 2022), podemos ver que si bien la mayoría de estudios (13) no encontró efectos de las prendas de compresión sobre la circunferencia, volumen o grosor muscular (variables empleadas para evaluar inflamación/edema), algunos sí (5) que encontraron efectos positivos sobre estas variables. Lo que no se encontraron son efectos perjudiciales
 
Asimismo, la inmensa mayoría de investigaciones no encontraron efectos de la compresión en los niveles de creatin kinasa, mioglobina, lactato deshidrogenasa o en marcadores sanguíneos de inflamación. Dicho esto, si buscamos en la literatura científica podemos encontrar estudios que encontraron efectos positivos de estas prendas sobre estos marcadores. Lo que no encontraremos son efectos negativos en marcadores de daño o inflamación. 
Figura 7. Estudios que han mostrado efectos positivos (verde),no efectos (naranja) o controversia (gris) sobre creatina kinasa, mioglobina e inflamación (Weakley et al., 2022).

 

Otras variables fisiológicas

Algunos estudios también investigaron otros marcadores sanguíneos (glucosa, el pH, la saturación de oxígeno de hemoglobina y presión parcial de oxígeno) y no encontraron efectos de la compresión (salvo un estudio que encontró mejoras en la saturación de oxígeno en hemoglobina). Con respecto al lactato, ha sido muy estudiado pero en la inmensa mayoría de las veces no se encontró que la compresión tuviera algún efecto (Weakley et al., 2022). 

De los 37 estudios incluidos en la revisión de Weakley et al., (2022) que evaluaron las respuestas cardiorrespiratorias, 29 mostraron cambios no significativos o triviales al llevar prendas de compresión, 2 mostraron resultados negativos y 6 sugieren efectos positivos. Por lo que parece que, independientemente del área cubierta o la presión, las prendas de compresión no alteran las mediciones cardiorrespiratorias.

Agujetas y recuperación del rendimiento

Con los datos que actualmente encontramos en la literatura científica podríamos decir que las prendas de compresión pueden favorecer una reducción en las molestias musculares. Pero, como ocurre con cualquier método de recuperación, esto no es lo que encontraremos siempre. De 50 artículos incluidos en la revisión de Weakley et al., (2022), 29 encontraron efectos positivos y 22 no encontraron efectos significativos. 

Figura 8. Resultados de diversos estudios sobre las molestias musculares y la percepción subjetiva de recuperación. Verde= efecto positivo, naranja= no efecto significativo (Weakley et al.,2022)
Por otro lado, la mayoría de estudios que lo estudiaron no encontraron efectos positivos de la compresión sobre la fatiga y la percepción de recuperación, por lo que podríamos concluir que son variables que no parecen verse muy alteradas con el uso de prendas compresivas. Aunque con respecto a este último tema, creo que las respuestas pueden variar mucho de una persona a otra (ej. expectativas, sensaciones…). Lo que no parece es que sea perjudicial en este sentido.
 
Sobre los efectos que pueden tener estas prendas a la hora de ayudarnos a recuperar antes la función física, también hay datos contradictorios. 
 
En 2017 (Brown et al., 2017) se publicó una revisión que concluía que las prendas de compresión parecen acelerar el proceso de recuperación y que tanto personas entrenadas como no entrenadas se benefician de su uso. Y mostraba que los efectos eran mayores a partir de la 2 horas postejercicio (2-8h, 24h y >24h), tras una sesión de ejercicios de fuerza o de bicicleta y sobre los propios valores de fuerza. Por el contrario, los efectos en las 2 horas posteriores, efectos sobre valores de potencia o resistencia tras ejercicios y tras realizar ejercicio de carrera no parecían ser muy significativos ni probables. 
 
En 2022 aparece otra revisión (Négyesi et al., 2022) que, empleando una metodología más precisa a la hora de hacer el análisis estadístico, nos dice que en términos generales las prendas de compresión no ayudan a recuperar valores de fuerza previos a un ejercicio intenso —hallazgos independientes del momento  en el que se ponen las prendas, duración y la presión ejercida— y que “médicos, atletas, entrenadores y terapeutas deben reconsiderar el uso de las prendas de compresión como medio adyuvante para reducir las disminuciones en la fuerza muscular inducidas por el ejercicio físico y buscar métodos alternativos”. 
 
Duras conclusiones las esta nueva revisión. No obstante, en la discusión de su trabajo, los propios autores comentan que las prendas compresivas podrían ayudar a recuperar el rendimiento en pruebas de tipo “fuerza”/“potencia” tras una sesión de ejercicio con un alto componente excéntrico (ej. pliometría). Como ejemplo ponen los estudios de Hill et al., (2017) y Jakeman et al., (2010), que encontraron que al recuperar con prendas de compresión podemos favorecer la recuperación de la contracción voluntaria máxima y el rendimiento en saltos CMJ y SJ. 
Figura 9. El uso de prendas de compresión pueden favorecer la recuperación de la función (salto) y mejorar las molestias musculares tras ejercicio intenso (Jakeman et al., 2010).
 
Weakley et al., (2022), después de evaluar 115 estudios, concluyen que las prendas de compresión, llevadas durante o después del ejercicio, pueden o no mejorar el rendimiento en diversas tareas. Es decir, podemos encontrar un montón de estudios que encontraron un efecto ergogénico y otro montón que no lo hallaron…Lo que sí parece claro es que no perjudica al rendimiento (solo 1 estudio encontró efecto negativo durante test incremental).
 
Los resultados son mixtos. La pregunta es si te ayudará o no a ti a recuperarte y si tras analizar varias cuestiones te merece la pena invertir en esta tecnología.
 

¿Se trata de mero placebo?

O´Riordan et al. (2022) compararon una situación de recuperación pasiva (control) con placebo (pastilla sin efecto que se dijo que era L-arginina; que se le hizo pensar que era bueno para recuperación) y con una recuperación con pantalones que ejercían una compresión de entre 12 y 20 mmHg (Refresh Recovery Tights, 2XU) durante 4 horas después de haber realizado un entrenamiento de fuerza con énfasis en la contracción excéntrica (4 segundos de ejecución en un 8×6 en prensa).

En primer lugar habría que comentar que la intervención placebo fue exitosa en el sentido de que se logró que los y las participantes pensaran que la recuperación podía acelerarse con la comentada pastilla. Tanto es así, que la creencia en la posibilidad de tener una mejor recuperación fue mayor en el grupo placebo que en el grupo que se recuperó con los pantalones compresivos. Sin embargo, a pesar de este hecho, fue este último grupo el que más beneficios obtuvo en las diferentes variables analizadas

Desde el periodo de recuperación postesfuerzo (4 horas) hasta las siguientes 48 horas, el grupo “compresión” mostró una mejor percepción subjetiva de recuperación y menos molestias musculares que el grupo control y placebo. Además, la inflamación (circunferencia pierna) era ligeramente inferior durante las 4 horas de compresión. Ventana de tiempo en la que el grupo que recuperó con compresión mostró mejor rendimiento en diversas variables de test de fuerza isométrica (Isometric mid-thigh pull) y de CMJ (en este test la compresión favoreció la recuperación de ciertas variables también a las 24 y 48 horas). 

Figura 10. c= efecto grande de compresión vs control; f= efecto grande de compresión vs placebo (O´Riordan et al., 2022)

Una vez eliminado el efecto placebo de la ecuación, hay que buscar otras explicaciones a estos hallazgos. La reducción de marcadores de daño muscular —más allá de las limitaciones que presentan— quedarían descartados en el momento en el que no se observaron diferencias significativas entre grupos en estas variables (CK y LDH), algo que concuerda con muchos estudios que tampoco encontraron que las prendas de compresión fueran eficaces en este sentido (Weakley et al., 2022). 

Fidias 11. Flujo de sangre en músculo tras recuperación control, placebo y compresión. b= efecto moderado de compresión vs control; c= efecto grande de compresión vs control; d= efecto pequeño de compresión vs placebo; e= efecto moderado de compresión vs placebo (O´Riordan et al., 2022)
En esta investigación se observaron cambios fisiológicos ya comentados: incremento de retorno venoso (velocidad flujo sangre) y aumento del flujo de sangre en músculo (figura 11). Esto según los autores podría explicar los beneficios no relacionados con las expectativas de la compresión (ej. “mejora de llegadas de nutrientes al músculo y en consecuencia, mejora del proceso de recuperación y regeneración”). Evidentemente a estos posibles efectos positivos habría que añadir los que nos pueden otorgar tener buenas expectativas sobre una estrategia de recuperación (efecto placebo).
 

Compresión estática vs neumática

La compresión comentada hasta ahora es una compresión constante. Te pones las prendas y estas ejercen una presión determinada que se mantiene fija durante todo el tiempo que la lleves puesta. Pero existen otro tipo de “prendas” que nos permiten realizar compresiones de manera intermitente, secuencial y de mayor intensidad (ej. 80 mmHg). Se trata de los sistemas de presoterapia o compresión neumática (ej. normatecrebootscompex), cuyo funcionamiento simula en cierta manera a un masaje. Se anuncia que esa compresión-descompresión favorece el flujo de fluidos y metabolitos y ayuda a acelerar el proceso natural de recuperación de nuestro cuerpo y a que nos sintamos mejor. Así se venden: “Train harder, recover faster”. Sin embargo, como veremos a continuación, la evidencia científica no muestra que esto sea tal que así. 

Figura 12. Sistema de compresión neumática (Haun et al., 2017).
En principio podríamos pensar que los sistema de compresión neumática tendrían los mismos efectos, o incluso superiores, a los de las prendas de compresión estáticas. Pero hay que tener que difieren tanto en mecanismos como en el grado de comprensión que ejercen.
 
Hay cierta evidencia de que emplear la compresión neumática puede ayudar a aumentar el umbral de dolor o a reducir agujetas, así como a mitigar la fatiga muscular y la reducción rango de movimiento postejercicio (Sands et al., 2015Hoffman et al., 2016Haun et al., 2017Heapy et al., 2018Wisniowski et al., 2022). Pero no todo es oro lo que reluce. Hay quien encontró que los efectos son temporales (Hoffman et al., 2016), que no ofrece beneficios en percepción de recuperación o molestias musculares frente a una recuperación pasiva tras la realización de diversas sesiones de ejercicio físico (ej. carrera, pliometría, entrenamiento fuerza) y que no parecen ayudar a recuperar el rendimiento físico (ej. niveles fuerza, salto, carrera…)(Cochrane et al., 2013Northey et al., 2016Draper et al., 2020Wiecha et al., 2021; Blumkaitis et al. 2022Wisniowski et al., 2022). 
 
Figura 13. Recuperación con compresión neumática u oclusión no ofreció ventajas vs control en variables subjetivas (molestias y percepción recuperación) ni objetivas (salto SJ y CMJ) (Northey et al.,2016).
 
En la comparativa entre compresión estática y neumática no hay datos claros. A pesar de la diferencia de precio (300-1000 vs 50-100 €), algunas investigaciones no encontraron diferencias en recuperación con compresión neumática frente a compresión estática (salvo alguna variable poco relevante a nivel práctico, Blumkaitis et al. 2022). Otras sí observaron diferencias entre estos 2 métodos de recuperación, a favor de neumática (Winke & Williamson, 2018). Creo que hacen falta más estudios que comparen esta compresión intermitente con otros medios de recuperación más asequibles para la mayoría de personas. Hemos visto que las prendas de compresión tradicionales pueden ser efectivas y ahora vemos que gastarnos mucho más dinero no garantiza que la recuperación vaya a ser mejor

Al igual que con la compresión estática, hay datos que apoyan su uso y otros que no. Sin embargo, sus resultados poco concluyentes con respecto a medidas subjetivas de recuperación, la falta de efecto positivo sobre la función física y de diferencia clara con respecto a compresión estática, así como su alto coste hacen difícil su recomendación. Con todo esto en mente, una reciente revisión concluye que “hay pocos argumentos a favor de su uso tan extendido” (Wisniowski et al., 2022). Quizá, podría ser interesante/útil en ciertos contextos (ej. deportistas profesionales). Para un uso más “cotidiano” yo me decantaría por las prendas de compresión tradicionales
 

¿Qué ocurre cuando se llevan durante el ejercicio físico?

Al evaluar los efectos en personas que practican deporte de manera recreacional y deportistas élite, la mayoría de estudios muestra que las prendas de compresión no tienen efecto sobre variables cinemáticas (longitud y frecuencia zancada, tiempo contacto con suelo, desplazamiento centro masas, ROM…) y cinéticas (fuerzas reacción suelo, potencia, stiffness pierna…). Aunque, también es cierto que podemos encontrar investigaciones que reportaron efectos beneficiosos u otras que lo que mostraron fueron efectos negativos. Ya hemos visto que hay controversia sobre los efectos ergogénicos de las prendas compresivas.

Donde coinciden varios estudios científicos es en que las prendas de compresión parecen reducir los movimientos oscilatorios del músculo durante la realización de ejercicio físico, aunque no está muy claro los efecto prácticos de esto. ¿Quizá menos fatiga durante ejercicio? Esto podría explicar los resultados de Pavin et al., (2019), que encontraron que llevar prendas de compresión durante un partido de fútbol hace que el rendimiento en un test de agilidad y de levantamiento de talones no decaiga tanto como en una situación control.

Figura 14. Rendimiento en test de agilidad y de levantamiento de talones tras un partido de fútbol jugado con prendas de compresión (Pavin et al., 2019).

A nivel neuromuscular muchos le otorgaron un efecto positivo en la eficiencia de la contracción y en la economía de movimiento. Esto deriva de un buen número de estudios que encontró que la compresión reduce la activación muscular durante diferentes modalidades de ejercicio/contracciones. Sin embargo, otro buen número de ellos mostró que no había efecto alguno o justamente lo contrario. 

La evidencia científica parece indicar que las prendas de compresión incrementan la temperatura cutánea en la zona que cubren, sin afectar a la temperatura de la zona media del cuerpo. Así, el uso de estas prendas durante calentamientos parece incrementar la temperatura de la piel antes que en una situación control. Temperaturas que se mantienen más altas durante el ejercicio y después de este. Esto hallazgos se dan en ambientes fríos (10ºC), pero hay datos conflictivos en ambientes más cálidos (32-40ºC)

A estos resultados, hay que añadir que se ha encontrado que mejoran la filtración de información sensorial. Lo que podría explicar las mejoras observadas a nivel de propiocepción, sentido de reposicionamiento y estabilidad. Asimismo, existe algo de evidencia que muestra que las prendas de compresión podría potenciar el reclutamiento de fibras musculares y patrones corticales asociados al movimiento.

Figura 15. Resumen de efectos de las prendas de compresión y recomendaciones para futuras investigaciones (Weakley et al., 2022).

 (Nota: los datos que comento en esta sección están sacados de Weakley et al., 2022)

Resumen y recomendaciones sobre su uso

Figura 16. Diapositiva resumen sobre efectos de las prendas de compresión sobre recuperación postesfuerzo y algunas recomendaciones sobre cómo deben emplearse

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