Ejercicio físico y dolor lumbar. Todo sirve, pero ¿vale todo?
Abandonar la vida sedentaria y comenzar un plan de entrenamiento físico son recomendaciones ampliamente extendidas en nuestra sociedad, desde centros sanitarios hasta medios de comunicación generalistas. Basta con hacer una búsqueda rápida en la literatura científica para encontrar un gran número de investigaciones que han mostrado que ambos son hábitos que ayudan a prevenir y reducir el dolor de espalda baja. Muchos de los estudios científicos publicados en los últimos años se han centrado en investigar los efectos de los ejercicios específicos de la zona lumboabdominal (core). Se ha demostrado que pueden ser de ayuda. Sin embargo, para evitar posible efectos negativos, hay que tener precaución a la hora de explicar sus mecanismos de acción (por qué aportan beneficios) y justificar su inclusión en un programa de rehabilitación. Igualmente, debe conocerse que este tipo de programas de entrenamiento no tiene por qué ser superior a otro tipo de estrategias activas de recuperación. ¿Existe acaso la mejor modalidad de ejercicio físico para tratar el dolor lumbar? ¿qué puede guiar la elección de una u otra?
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